Introducción y contexto internacional
Es evidente que la industria de la construcción se encuentra en una encrucijada, obligada a reinventarse ante la brecha de productividad de la construcción . Esta situación de ineficiencia provoca que la construcción tradicional sea susceptible de una transformación profunda, impulsando el nacimiento de nuevos modelos de negocio. Ello ha sido visto como oportunidad por diversos actores en el panorama internacional, lo que ha inducido al significativo crecimiento de la inversión en tecnologías de la construcción (ConTech) durante los últimos años, alcanzando los 1.600 millones de euros en 2018.
Figura 1: Inversión en ConTech y Offsite Construction (fuentes: CB Insights, Pitchbook, Tracxn, JLL)
El potencial de la construcción industrializada para mejorar radicalmente la productividad de la industria ha sido advertido por el mercado, provocando un creciente interés e inversión de los actores de la industria y fondos de inversión. La construcción offsite ha concentrado más del 60% de la inversión total en ConTech a nivel mundial en 2018 y cuentan entre sus inversores con grandes corporaciones como Amazon, Google o Goldman Sachs. En paralelo, consultoras como McKinsey, BCG o Roland Berger realizan reportes exhaustivos para analizar la tendencia al alza de esta tecnología disruptiva. Laing O’Rourke, Legal & General, Berkeley Group, Skender, Bouygues y Marriott son sólo algunos ejemplos de grandes corporaciones del ecosistema que han doblado su apuesta por este nuevo método constructivo.
La construcción offsite, además, no resulta un fenómeno desconocido en el sector de la construcción. Sin embargo tendencias como la falta de mano de obra cualificada, la aplicación de metodologías Lean y BIM o la influencia de la economía circular han hecho que muchos profesionales del ecosistema valoren en la actualidad la adopción de sistemas constructivos alternativos. Ello – unido a los recientes avances relacionados con la calidad, la eficiencia y la sostenibilidad de los procesos – hace de esta una tecnología que se encuentra cercana a su punto dulce (sweet spot), favoreciendo modelos de negocio innovadores que están transformando de manera integral el sector.
¿Optimización o transformación?
Mientras que la mayoría de innovaciones en el sector han supuesto hasta la fecha una optimización progresiva de procesos internos, la construcción industrializada supone un cambio de paradigma por la adopción simultánea de metodologías innovadoras que transforman por completo la concepción de la edificación tradicional. Variables como la definición de módulo, la elección del material, el tiempo de fabricación, la cadena de montaje o el sistema de transporte adquieren una relevancia capital en el nuevo panorama de Offsite Construction, aportando valor añadido a todas las etapas de la cadena de valor. Entre ellas destacan principalmente:
El potencial para reducir plazos de fabricación, puesta en obra y entrega hasta un 50%, con una consiguiente reducción de costes a medio plazo.
La menor desviación en cuanto a previsiones financieras y temporales se refiere, y la mayor eficiencia de los procesos que las determinan asegurando la calidad de los productos en un entorno controlado.
Un mayor grado de sostenibilidad, entendido desde la adopción de metodologías Lean, la reducción de residuos sólidos y recursos energéticos, el ciclo de vida de los materiales empleados y la huella total de carbono.
Seguridad y salud mejoradas, que contribuyen a atraer mano de obra especializada y paliar la falta de profesionales que adolece en la actualidad el sector de la construcción.
¿Por qué ahora?
Si bien ya se han intentado llevar a término empresas similares en el pasado, hoy en día se dan las condiciones ideales para que la industrialización reafirme su potencial y penetre de manera definitiva y significativa en el mercado de la edificación. En primer lugar
, porque la tecnología disponible facilita la integración de las herramientas de diseño con los entornos de fabricación, así como la automatización de procesos internos mediante la digitalización de los parámetros relacionados. A su vez, los avances en términos de optimización estructural y material permiten empujar los límites actuales de la producción y la seriación aumentando el volumen de fabricación de las empresas de manufactura y mitigando cada vez más el reto de la altura.
Por otra parte, también es sabido que la tendencia actual descrita por Naciones Unidas habla de un crecimiento demográfico exponencial en metrópolis de todo el mundo. Ello, unido a la mano de obra escasa y cara en el sector de la construcción y la escasez de soluciones habitacionales, hace que la construcción industrializada se convierta en una opción más que atractiva para solventar la actual problemática coyuntural. Al mismo tiempo, iniciativas top-down promovidas por gobiernos territoriales y/o supranacionales persiguen el acceso a una vivienda asequible y la utilización de sistemas cada vez más sostenibles, teniendo en cuenta la alta demanda de edificaciones nuevas en las ciudades y la conciencia de legar un metabolismo urbano que no comprometa las necesidades de generaciones posteriores.
Definición de la unidad repetitiva – 1D, 2D o 3D
Una de las primeras decisiones a la hora de abordar un proyecto de construcción industrializada es la definición de la unidad mínima, que tendrá una posterior repercusión sobre otras variables y condicionantes – tipología y escala de la edificación, coste de fabricación, complejidad del producto final, facilidad de transporte y montaje, etc. El número de dimensiones de dicha unidad es una de las elecciones con mayor trascendencia a este respecto, entre las cuales se pueden clasificar:
Elementos unidimensionales, tales como vigas, pilares, canaletas u otras unidades lineales.
Elementos bidimensionales o panelizados – ya sea en fachadas o tabiques técnicos – que integren subcomponentes en sus soluciones.
Elementos tridimensionales o modulares, como resultado del montaje de distintas soluciones unidimensionales y bidimensionales que los componen.
Figura 2: Complejidad y escala de la construcción industrializada (fuente: McKinsey)
Componentes 2D y 3D se han convertido en la actualidad en aquellos que aportan mayor valor añadido a la construcción industrializada, y pueden variar en escala y complejidad así como integrar mayor o menor cantidad de elementos. Los primeros garantizan flexibilidad de uso y facilidad de transporte, mientras que los segundos pueden potencialmente ofrecer un mayor grado de integración (baños, cocinas, estancias completas, etc.) y complejidad a costa del sacrificio de dicha flexibilidad.
Retos y hoja de ruta
A pesar de los múltiples beneficios que la construcción industrializada ya puede aportar al sector AEC, existen también retos y barreras que deben ser superados para lograr una mayor y mejor adopción de la iniciativa. Uno de los principales obstáculos reside en el alto grado de inversión inicial que debe acometerse para desarrollar un modelo de negocio de estas características, en un mercado cíclico – cuando no volátil – y fragmentado. Para ello resulta imprescindible que los mecanismos que regulan la financiación crediticia, la regulación normativa y/o la aprobación de licencias agilicen sus procesos y se adapten a la nueva casuística , para no ser un cuello de botella en la cadena de valor y permitir que la construcción industrializada demuestre sin fisuras el valor neto de la oportunidad de negocio.
Al mismo tiempo, el éxito de la industrialización es directamente proporcional al grado de colaboración entre los distintos actores que participan activamente en las distintas etapas del proyecto. De esta manera, la adopción de metodologías que favorecen la integración, la flexibilidad y/o la promoción de proyectos design-build permiten escalar la seriación de unidades hasta niveles en los que la automatización de los procesos relacionados puede multiplicar exponencialmente la productividad (a partir de la repetición de 1.000 unidades ); todo ello, unido a las mejoras continuas en el campo de la logística y el reto de la altura, aseguran una mejora competitiva en relación con la práctica habitual.
Conclusiones
La industrialización en el sector AEC todavía no ha experimentado un crecimiento estable y continuado que le permita afianzarse en el mercado actual de la edificación. No obstante, los avances tecnológicos de los últimos años y el contexto económico y laboral que los rodea hacen de la prefabricación una solución que ya hoy ofrece garantías de calidad y sostenibilidad al mismo tiempo que puede competir en precio y servicio con los sistemas actuales de construcción. Es por ello que para hacer frente a un panorama que refleja una escasez de mano de obra y en el cual el mercado demanda soluciones ágiles, sostenibles y de calidad, la construcción industrializada ofrece mejores respuestas que nunca y por primera vez representa una alternativa real a la construcción tradicional.
[1] Barbosa F. et al. (2017). Reinventing Construction: A route to higher productivity. McKinsey Global Institute and McKinsey’s Capital Projects & Infrastructure, McKinsey.com.
[2] UN, D. (2015). World urbanization prospects: The 2014 revision. United Nations Department of Economics and Social Affairs, Population Division: New York, NY, USA.
[3] Ejemplos de ello son Reino Unido o Singapur, donde los gobiernos han elaborado planes estratégicos que contemplan la promoción de la digitalización del sector, la colaboración entre agentes y/o la difusión de la construcción industrializada.
[4] Bertram, N. et al. (2019). Modular construction: From projects to products. McKinsey Capital Projects & Infrastructure, McKinsey.com.
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